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LA COCAÍNA DEL POBRE
El Ritalin es fácil de obtener y es barato. Obtenidas a partir de la receta válida de alguien, robadas a un hermano o adquiridas mediante prescripción fraudulenta, estas pastillas después se distribuyen ampliamente. El precio va desde un dólar o dos en colegios hasta 20 dólares por pastilla en el mercado negro.
La comparación entre el Ritalin y la cocaína no es tan sólo un eslogan. El Ritalin es químicamente similar a la cocaína. Cuando se inyecta como líquido, causa tal “sacudida” que los adictos la ansían muchísimo.
En el año 2000, la Administración de Control de Drogas de EE.UU. (DEA) reveló los resultados de estudios tanto en animales como en seres humanos a quienes se les dio cocaína y Ritalin. No se podían notar las diferencias entre los sujetos del estudio. La Administración de Control de Drogas de EE.UU.(DEA) concluyó que: “ambos producen efectos que son prácticamente idénticos”.
Alcance del abuso del Ritalin
El consumo de fármacos recetados tales como el Ritalin está aumentando.
En el 2006, casi 7 millones de norteamericanos abusaban de fármacos recetados, incluyendo Ritalin, más de la cantidad de los que consumían cocaína, heroína, alucinógenos, éxtasis e inhalantes, combinados. Esos 7 millones eran sólo 3.8 millones en el 2000, un incremento del 80% en sólo seis años.
En el 2007, el 3.8% de los alumnos de secundaria informaron haber consumido Ritalin sin receta al menos una vez durante el año anterior.
Un factor importante que contribuye al abuso es el enorme incremento en el número de recetas para el Ritalin y otros estimulantes.
En los EE.UU., el número de prescripciones para estimulantes se dispararon de casi 5 millones en 1991 a casi 35 millones en el 2007.
En el 2004, el metilfenidato (Ritalin) estuvo implicado en unas 3,601 visitas a las salas de urgencias de hospitales, comparado a 271 en 1990.
Entre 1990 y 2000, en Estados Unidos hubo 186 muertes relacionadas con el Ritalin. El riesgo más alto es para quienes inhalan la droga en grandes cantidades.
Desde 1995, se ha clasificado en la lista de la Administración de Control de Drogas de EE.UU. como uno de los medicamentos “más robados”.