La metanfetamina comúnmente se produce en laboratorios ocultos e ilegales mezclando distintas formas de anfetamina (otra droga estimulante) o sus derivados, con otros químicos para aumentar su potencia. Las píldoras comunes para el resfriado se usan a menudo como base para producir la droga. El “cocinero” de metanfetamina extrae ingredientes de esas píldoras y para incrementar su poder combina la sustancia con químicos tales como ácido para baterías, limpiador de desagües, combustible para linternas y anticongelante.
Estos peligrosos químicos son potencialmente explosivos y debido a que los “cocineros” de la metanfetamina son drogadictos, también están desorientados, a menudo se queman, se desfiguran seriamente o mueren al explotar sus preparados. Tales accidentes ponen en peligro a otras personas que se encuentran en hogares o edificios cercanos.
Los laboratorios ilegales también crean gran cantidad de desperdicios tóxicos: la producción de medio kilo de metanfetamina produce dos kilos y medio de desperdicios. Las personas expuestas a estos materiales de desecho pueden resultar envenenadas.