La gente consume drogas porque quiere cambiar algo acerca de su vida.
A continuación se encuentran algunas de las razones que los jóvenes han expresado con respecto al consumo de las drogas:
- Para adaptarse al ambiente
- Para evadirse o relajarse
- Para disipar el aburrimiento
- Para parecer mayor
- Para rebelarse
- Para experimentar
Piensan que las drogas son una solución. Pero a fin de cuentas, las drogas se convierten en el problema.
Por difícil que sea para alguien hacer frente a sus problemas, las consecuencias del consumo de drogas siempre serán peores que el problema que está tratando de resolver con ellas. La respuesta verdadera es conocer los hechos y no consumir drogas en primera instancia.
¿Cómo actúan las drogas?
Las drogas son esencialmente venenos. La cantidad que se consume determina el efecto.
Una pequeña cantidad actúa como estimulante (te acelera). Una cantidad mayor, actúa como sedante (te entorpece). Una cantidad aún mayor puede envenenar y matar a la persona.
Esto es cierto para cualquier droga. Sólo varía la cantidad requerida para producir el efecto.
Pero muchas drogas presentan otro riesgo: afectan directamente a la mente. Pueden distorsionar la percepción de quien la consume con respecto a lo que está ocurriendo a su alrededor. Como resultado, las acciones de la persona pueden parecer extrañas, irracionales, inapropiadas e incluso destructivas.
Las drogas bloquean todas las sensaciones, tanto las deseadas como las indeseadas. Así que mientras proporcionan un breve alivio para mitigar el dolor, también anulan la habilidad, la lucidez, y nublan tu capacidad de pensar.
Los medicamentos son drogas que tienen el propósito de acelerar, desacelerar o cambiar la manera en que el cuerpo funciona, tratando de hacerlo funcionar mejor. A veces son necesarios. Pero aun así, no dejan de ser drogas: actúan como estimulantes o sedantes, y demasiada cantidad puede matarte. Así que, de acuerdo a lo anterior, si no usas los medicamentos como se supone que deben ser usados, pueden ser tan peligrosos como las drogas ilegales.
Las drogas afectan la Mente
Normalmente, cuando una persona recuerda alguna cosa, la mente es muy rápida y da la información rápidamente. Pero las drogas entorpecen tu memoria, causando espacios en blanco. Cuando una persona intenta obtener información a través de esta confusión en su mente, no la consigue. Las drogas le hacen a uno sentirse lento o estúpido y le causan fracasos en la vida. Y a medida que fracasa más y más, la vida se vuelve más dura, él quiere más drogas para que le ayuden a enfrentar el problema.
Las Drogas Destruyen La Creatividad
Una mentira que se ha dicho acerca de las drogas es que ayudan a que una persona sea más creativa. La verdad es bastante diferente.
Alguien que está triste podría usar drogas para obtener un sentimiento de felicidad, pero no funciona. Las drogas pueden elevar a una persona a una falsa alegría, pero cuando el efecto de la droga desaparece, él o ella cae incluso más abajo que antes. Y cada vez, el hundimiento emocional es más y más bajo. Al final, las drogas destrozarán completamente su creatividad.
“Todo el tiempo que estuve en drogas pensaba que tenía control sobre mi vida y que había tenido éxito. Pero destruí todo lo que había construido y por lo que había luchado en mi vida. Corté toda relación con mi familia y amigos que no estaban en drogas, por lo que no tenía amigos sólo tenía a los compañeros con los que me drogaba. Cada día giraba en torno a una sola cosa: mi plan para conseguir el dinero que necesitaba para comprar drogas. Hacía lo que fuera para conseguir mi anfetamina, esa era lo único que me importaba en la vida”. – Pat
“Sentía que era más divertido cuando me emborrachaba. Poco después de empezar a beber comencé a consumir marihuana... Después, estaba en casa de un amigo fumando marihuana cuando alguien sacó una bolsa de cocaína. Aspirar cocaína se convirtió rápidamente en un hábito diario. Comencé a robar dinero del negocio de mis padres y de mis abuelos a diario para mantener mis hábitos diarios de alcohol, cocaína, marihuana y LSD. Posteriormente comencé a consumir OxyContin y lo comencé a usar de rutina. Para cuando me di cuenta era una adicta, aspirando OxyContin cómo parte de mi rutina diaria. Necesitaba algo más fuerte y así es como pasé a la heroína. No me frenaba ante nada para drogarme. Mi adicción estaba ganando. Y cada vez que trataba de dejarla, la compulsión física me obligaba a conseguir más”.– Edith