Éxtasis

ÉXTASIS

“En una fiesta rave, vi a un chico, que se había atiborrado de éxtasis, repetir durante horas: ‘Soy una naranja, no me peles, soy una naranja no me peles’. Y otro chico pensaba que era una mosca y no dejaba de golpear su cabeza contra la ventana”. Liz

Los raves están bien, siempre y cuando no consumas éxtasis. Pero tan pronto como empieces, pensarás que las personas que te aconsejan que lo dejes son idiotas. Comienzas a creer que has encontrado algo maravilloso y que los demás no deberían decirte lo contrario. Cuando te empieza a gustar el éxtasis, es demasiado tarde: estás hundido”. Pat

“Afortunadamente, estoy viva, pero me quedan los días, meses y años después del trauma. Tendré que afrontar toda mi vida lo que me ha hecho. Lo he experimentado todo; cualquier cosa que puedas imaginar.

Depresión, ansiedad, estrés, pesadillas recurrentes por la noche y horribles dolores de cabeza, etc., son algunas de las cosas que me afectaron después de que tomé éxtasis. Estuve a punto de morir. Sólo hizo falta una noche, unas pocas pastillas [de éxtasis], y beber alcohol. Esta droga es realmente fatal, y en verdad doy las gracias por estar viva. No puedo describir lo difícil que es hacer frente a estas pesadillas todo el tiempo. Me despierto empapada en sudor y dando gracias a Dios, y estar tan agradecida que no es más que otra pesadilla. Rezo para que en un momento las pesadillas se desvanezcan. Ninguna droga merece la pena por el viaje”. Liz

“Oigo a mucha gente hablar sobre el éxtasis, llamándola una droga divertida, inofensiva. Todo lo que puedo pensar es: si tan sólo ellos supieran.

En cinco meses, pasé de vivir de una manera responsable mientras perseguía mi sueño, al de una persona a quien no le importaba absolutamente nada. Y cuanto más alto subía, más profundo me hundía en un lugar oscuro y solitario. Cuando lograba dormir, tenía pesadillas y espasmos. Tenía la piel pálida, la cabeza tambaleante y principios de paranoia, pero ignoraba todo, pensando que era normal. Hasta que una noche pensé que me estaba muriendo.

El éxtasis se llevó mi fuerza, mi motivación, mis sueños, mis amigos, mi apartamento, mi dinero y más que nada se llevó mi cordura. Me preocupo sobre mi futuro y sobre mi salud todos los días. Tengo muchas montañas frente a mí, pero pretendo seguir escalándolas porque soy una de esas afortunadas. Lynn

“El éxtasis me volvió loca. Un día mordí cristal como si estuviera mordiendo una manzana. Tuve que tener la boca llena de pedazos de cristal para darme cuenta de lo que me estaba pasando. Otro día estuve rompiendo trapos con los dientes durante una hora”. Ann